martes, 11 de agosto de 2009

Reflexiones Sobre los Hechos de los Apóstoles Cap 7-C

Dijo Dios a Abraham. Gén 12:1 “Vete de tu tierra y de tu parentela, y de la casa de tu padre, a la tierra que te mostraré.”

En el Capítulo 7-B hay información de algunas de las implicaciones de dejar la tierra y la parentela:
1. Había que estar dispuesto a dejar la tierra física, con todas sus comodidades y beneficios, pero también ataduras, encerramiento y egocentrismo.
2. En cuestión de territorialidad tuvo que dejar:
  1. Sus dominios,
  2. Sus territorios,
  3. Su posición,
  4. Su fama,
  5. Su "ser alguien" "padre enaltecido" en la tierra.
  6. Tuvo que dejar de lado esa tierra de la que fuimos formados. Supeditarla al ser espiritual que somos, al soplo del Espíritu que traemos, a la imagen de Dios que portamos.
  7. Su “posesividad”. Ese movimiento de rotación alrededor del “ego” que constituye nuestro mundo, nuestro cosmos, que difícilmente queremos cambiar por el movimiento de traslación alrededor de Espíritu Santo, o movimiento galáctico alrededor del Hijo y menos por ese eterno movimiento universal tras el Eterno Padre, en forma similar a como se mueven los planetas, estrellas y galaxias tras el infinito en un eterno ir como si en ello o encontraran su equilibrio.
  8. El localismo que nos antagoniza con otras entidades, que compite con el nacionalismo, y a su vez el nacionalismo extremo que causa de tantas guerras.
  9. El racismo, etnocentrismo, el encerrarse en su clase social… todo tuvo que dejar, si no ¿cómo iba a convivir con cananeos, egipcios y dar inicio a árabes y judíos, si él era caldeo de Ur, es decir, iraquí ?
  10. Tuvo que dejar aún su esperanza de recibir otra tierra aquí y empezó a entender que la tierra que Dios le había prometido era allá… cambiar todo lo que había hecho en la vida por una tierra que nunca iba a recibir en esta vida pero seguramente la iba la recibir con creces en la venidera… sólo y hasta entonces quedaría libre para la obra misionera universal que Dios tenía para él como “padre de naciones” él, que ni siquiera hijos físicos podía tener.

“ Por la fe Abraham, cuando fue llamado para ir a un lugar que más tarde recibiría como herencia, obedeció y salió sin saber a dónde iba. Por la fe se radicó como extranjero en la tierra prometida, y habitó en tiendas de campaña con Isaac y Jacob, herederos también de la misma promesa, porque esperaba la ciudad de cimientos sólidos, de la cual Dios es arquitecto y constructor…. Antes bien, anhelaban una patria mejor, es decir, la celestial. Por lo tanto, Dios no se avergonzó de ser llamado su Dios, y les preparó una ciudad. "
(Hebreos 11:8-18)



PENTECOSTÉS Y EL JUBILEO…


Cabe recordar aquí que cada 50 años las tierras eran regresadas a su dueño original en Israel. Esto era el año del Jubileo. Los esclavos eran liberados. Cuando esto sucedía había gran júbilo y alegría en toda la nación pues los que habían acumulado muchas tierras de sus hermanos pobres en el año 50 se las regresaban. No había necesidad de revoluciones para que los pobres tuvieran donde sembrar, el Señor había provisto en su Palabra la solución al problema de la desigualdad social. De hecho el valor de la tierra estaba calculado en relación a los años que faltaban para el siguiente jubileo.
Cuando las tierras y los territorios de que nos hemos adueñado los humanos sean entregados a su Dueño Original habrá gran gozo en el mundo, muchos esclavos serán liberados, mucha gente y naciones que lo han perdido todo volverán a tener esperanza. Muchas familias recuperarán a sus seres queridos vendidos a esclavitud a los países más ricos. Habrá mucha alegría. Será fiesta de fiestas.

¿De cuáles territorios nos hemos adueñado que debamos devolver?

  1. De la tierra que constituye nuestra humanidad, del polvo del que fuimos formados y que le hemos robado al espíritu con el que fue mezclado desde un principio y que queremos a fuerza que viva sin él. Y sin Aquél que lo creó. Está llena la historia de ídolos de barro sin aliento que llevan el sello del ego en todas las naciones.
  2. De la familia en que nacimos o que nació de nosotros y que hemos sellado con el gran sello del ego y que creemos en la ilusión de que nos pertenece por lo cual la tratamos y dirigimos a nuestro antojo sin investigar su rumbo original.
  3. De la patria física en donde creemos tener nuestras raíces ignorando a la vez que esas raíces tuvieron otras raíces que no queremos encontrar por miedo que nos lleven a otros continentes a encontrarnos en identidad con nuestros hermanos a quienes siempre hemos considerado menos o más. O bien que nos lleven a otros horizontes no físicos a encontrarnos con Aquél que vive en Comunidad y en Unidad y Quién nos dio origen y que por ignorarlo nos hemos encerrado en el error tan grande del territorialismo que no es otra cosa que el egoísmo proyectado.
DIJO EL SEÑOR JESUCRISTO:
“El Espíritu del Señor está sobre mí,
Por cuanto me ha ungido para dar buenas nuevas a los pobres;
Me ha enviado a sanar a los quebrantados de corazón;
A pregonar libertad a los cautivos,
Y vista a los ciegos;
A poner en libertad a los oprimidos; A predicar el año agradable del Señor.”
(Lucas 4:18-19)

Esto ocurrió cuando vino el Señor y también cuando vino el Espíritu Santo a su Gente en Pentecostés en el Jubileo aquél.
Dicen los analistas de los tiempos que cada vez que los humanos no obedecemos la Ley del Jubileo, Dios de alguna manera permite que ocurran acontecimientos a veces trágicos a nivel mundial donde literalmente hay devoluciones de tierra, de libertades, de derechos… y esto ocurre cada 50 años. Curiosamente este tiempo es uno de ellos. Este es un momento de liberación de cautivos, de abrir los ojos de los ciegos, de sanar a los quebrantados, es un espacio de la buena voluntad del Señor, lapso agradable a Él, donde hay grandes reconciliaciones con Dios y con los humanos, grandes actos de perdón, de recuperación, de salud, de restauración, de aclaración, de restablecimiento de la confianza. Momento en que la Iglesia le ofrenda y regresa al Señor los frutos de la viña, en que el Señor que está llamando a la puerta de su Iglesia… y ella por fin le deja entrar a cenar, a convivir y a vivir con. Tiempo de Cosecha, de Pentecostés, de Jubileo.

1 comentario:

  1. Hola esto que escribistee dio la respuesta que le habia pedido a DIos

    ResponderEliminar